Dejando de lado las preferencias
personales, basadas sobre todo en la estética, lo cierto es que hay
razones funcionales para elegir modelos de césped artificial
en determinadas zonas. En estas ocasiones se trata de aplicar la
racionalidad y no empeñarnos en plantaciones de césped que
nunca acaban de funcionar.
De hecho, es bastante frecuente que nos
empeñemos en sembrar césped, ya sea en su modalidad de
semillas o en tepes, y la zona no acabe por mostrar ningún
crecimiento o evolución. La evolución y regeneración del césped
requiere de unas condiciones ambientales y de uso mínimas, a las que
hay que unir los cuidados necesarios para su mantenimiento.
Si lo que tenemos es una zona por la
que el tránsito es frecuente, deberíamos olvidarnos de plantar
césped en ese terreno. Este uso continuado del campo va a
impedir no la regeneración no ya de las especies de césped
de crecimiento más lento, sino de cualquier otra opción. Incluso,
la instalación de tepes de césped requiere de un tiempo sin
pisar el terreno, por lo que tampoco resultaría eficaz.
En estos casos, la única solución si
queremos disfrutar de una explanada de verde es instalar césped
artificial. Las simulaciones actuales no solo son buenas en
cuanto al aspecto visual, también consiguen asemejarse en el tacto.
Por no hablar de la idoneidad del césped artificial para su
implantación en los terrenos de juego de deportes como el fútbol o
el hockey, con un mínimo riego para mejorar la fricción del suelo
con cualquier elemento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario