Un vivero no es
más que un espacio especialmente acondicionado para el cultivo de diferentes
tipos de plantas. Suelen ser espacios más o menos cerrados, en los que se
intentan mantener constantes las condiciones ambientales para facilitar el
crecimiento y desarrollo de plantas y árboles. Según su utilidad se distinguen
varios tipos de viveros.
Una primera clasificación de los viveros distingue entre los viveros dedicados a la producción en masa de distintas especies de
plantas para su venta y consumo, por un lado. Frente a ellos, los viveros cuya finalidad es cultivar en
exclusiva determinados árboles de gran consumo, cuya producción de semillas
necesita una protección especial para garantizar una cantidad mínima.
Otra forma de diferenciar los tipos de viveros atiende a su duración. Existen viveros permanentes que, como su nombre
indica no tienen un límite temporal porque se ubican en zonas estratégicas
donde el cultivo de determinadas plantas es necesario de manera continua. Los viveros temporarios están localizados
en lugares de no muy fácil acceso, pero cercanos a las áreas donde se van a
trasplantar los ejemplares cultivados previamente.
Finalmente, entre los tipos
de viveros hay que destacar los viveros
para la investigación que son aquellos que se concentran en el cultivo de
determinadas especies vegetales que se dedican a la estudio. En estos viveros
se descubren características desconocidas de algunas plantas o funciones de
algunos de sus componentes que resultan útiles al hombre. También, pueden
dedicarse estos viveros a
experimentar para descubrir las mejores técnicas para que se desarrollen
ejemplares sanos y fuertes.
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