Conseguir un suelo sano debe ser la tarea esencial de
cualquier propietario que quiera disfrutar de un jardín ecológico en su máximo esplendor durante cualquier época del
año. No en vano, el suelo es la fuente de la que se alimentarán nuestros
especímenes vegetales y de que pueden llegar sus grandes enemigos, la sequía o
el exceso de agua que secarán o pudrirán las raíces, respectivamente, y con
ello enfermarán nuestras plantas.
Esencialmente deberemos estar pendientes de que el suelo de
nuestro jardín cuente con
las características necesarias para que en él se desarrollen los microrganismos
que ayudarán al crecimiento de nuestras especies de vegetales. Bacterias,
lombrices, hongos… son aliados incondicionales de nuestro jardín sostenible. Para que sobrevivan en él, es imprescindible que
su textura sea esponjosa, algo fácil de conseguir removiendo los primeros 20 centímetros
de la superficie para airearla y contar con la colaboración de las lombrices
que son excelentes para drenar el suelo.
Compost |
Un magnífico truco para mejorar el nivel de nutrientes del
terreno de nuestro jardín es incorporar conchas de distintos animales, ya que estas contienen una
considerable proporción de minerales que se incorporarán al suelo, además de
que ayudan a equilibrar el nivel de humedad.
Y, no olvides empezar cuanto antes a hacer tu propio abono.
No hay mejor forma de alimentar a las plantas de tu jardín ecológico que mediante compost. Un cajón oscuro en el que
vayas echando los restos de verduras y frutas, mezclados con lombrices, ceniza,
arena y estiércol será suficiente para conseguirlo.
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